En estos días nos encontramos con la noticia, que es la protagonista en los medios de comunicación de Argentina y España, la "expropiación" llevada a cabo por parte del gobierno argentino, sobre el total accionario que poseía Repsol sobre Y.P.F, devolviendo a manos del estado nacional a la petrolera Y.P.F; privatizada en dudosas condiciones años atrás. Podríamos dar infinidad de datos técnicos sobre este hecho, pero preferimos ahondar sobre algo que no deja de llamarnos la atención, (más que el actuar mal intencionado de los grupos petroleros que muy habituados están a operar en países en desarrollo con altos niveles de corrupción, que facilitan la adquisición del "ORO NEGRO"), y es la HIPOCRECÍA de nuestros dirigentes políticos.
Por un lado, la presidenta argentina Cristina Kirschner enarbola la expropiación de Y.P.F como una bandera triunfalista y populista, dejando de lado una vez más a su pueblo ávido de medidas que logren el bienestar social y no la prolongación de una seudodemocracia, que no tolera críticas y que beneficia a "AMIGOTES" de turno, buscando además prolongarse indefinidamente en el poder.
Del otro lado del "CHARCO" bajo una monarquía de doble discurso, que por una lado dice estar preocupada por el alto indice de desempleo que azota a más de la mitad de los jóvenes españoles, pero que no duda en gastarse 37.000 euros en un safari. Le sigue un presidente MARIANO RAJOY, ausente en plena crisis económica, pero que no duda en asomar su cabeza, fuera del país, claro, y de la mano de dos de sus lacayos, uno el Canciller español Juan Antonio García Margallo, en cuyas declaraciones dijo: "Una ruptura de relaciones con Argentina sería el peor de los escenarios que podríamos imaginar" y que "no sólo sería una ruptura económica,sino fraternal"; el otro, el Ministro de Industria, Josè Manuel Soria que declaró: "la expropiación tendrá consecuencias en los planos diplomáticos, energéticos e industrial".
Creemos que ambos gobiernos deberían hacer un MEA CULPA y así explicar a sus pueblos que este hecho puntual de Y.P.F no debe tomarse como un acto HOSTIL entre dos pueblos que están hermanados por lazos de sangre e históricos inquebrantables, sino como un hecho generado a través de horrendas políticas y administraciones.
L.O.H.ES.PO
Por un lado, la presidenta argentina Cristina Kirschner enarbola la expropiación de Y.P.F como una bandera triunfalista y populista, dejando de lado una vez más a su pueblo ávido de medidas que logren el bienestar social y no la prolongación de una seudodemocracia, que no tolera críticas y que beneficia a "AMIGOTES" de turno, buscando además prolongarse indefinidamente en el poder.
Del otro lado del "CHARCO" bajo una monarquía de doble discurso, que por una lado dice estar preocupada por el alto indice de desempleo que azota a más de la mitad de los jóvenes españoles, pero que no duda en gastarse 37.000 euros en un safari. Le sigue un presidente MARIANO RAJOY, ausente en plena crisis económica, pero que no duda en asomar su cabeza, fuera del país, claro, y de la mano de dos de sus lacayos, uno el Canciller español Juan Antonio García Margallo, en cuyas declaraciones dijo: "Una ruptura de relaciones con Argentina sería el peor de los escenarios que podríamos imaginar" y que "no sólo sería una ruptura económica,sino fraternal"; el otro, el Ministro de Industria, Josè Manuel Soria que declaró: "la expropiación tendrá consecuencias en los planos diplomáticos, energéticos e industrial".
Creemos que ambos gobiernos deberían hacer un MEA CULPA y así explicar a sus pueblos que este hecho puntual de Y.P.F no debe tomarse como un acto HOSTIL entre dos pueblos que están hermanados por lazos de sangre e históricos inquebrantables, sino como un hecho generado a través de horrendas políticas y administraciones.
L.O.H.ES.PO
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