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sábado, 28 de julio de 2012

Fútbol para todos, cultura para nadie

No debe una persona ser cien por ciento crítica ante el gobierno que transcurre, ya que es casi humanamente imposible que todo lo que se haga sea malo y vaya en contra de los intereses del pueblo (salvo en ciertas dictaduras); de hecho, debemos destacar medidas imprescindibles como la ley de matrimonio entre parejas homosexuales, la nacionalización de empresas deshonrosamente privatizadas en su momento (las que se han nacionalizado de modo legítimo), o el enjuiciamiento a aquellos que nos robaron una generación de pensadores.
Y existe un “pero” que va más allá de cualquier ideología gubernamental, que limita y hasta reorganiza un retroceso cultural que asusta y que predice un porvenir peligroso. Hablamos de una más de las tantas paradojas que ocurren en la Argentina.
Por un lado, el derroche incomprensible de casi cuatro mil millones de pesos (casi 900 millones de dólares) en el cuestionado “Fútbol para Todos”, consistente en televisar los partidos de la primera división del fútbol nacional, llegando casi al hartazgo.
Por otro lado, las atroces trabas a las importaciones, entre ellas, la de libros que deberían ser imprescindibles para el crecimiento, tanto de la intelectualidad en general, como de la evolución natural de los textos académicos. Y teniendo en cuenta que desde el inicio de estas medidas no se ha fomentado la impresión nacional de los textos, sólo nos queda interpretar que la cultura no interesa, pero sí los votos.




             Por este motivo, no podemos jactarnos de tener un “modelo” envidiable, si propicia la ignorancia de sus pobladores, ya que un pueblo que no aprende a pensar, es potencial esclavo no sólo de los que dominan, sino de sí mismo. 
Nuestras tendencias conceptuales no tienen base política, sólo radican en el sentido común, en la necesidad de igualdad de derechos, de gobernantes honestos que no lucren aventajados por su posición, de que todos tenemos que luchar por el bien común, el aprendizaje; sólo pretendemos dignidad para el pueblo argentino.
Mientras tanto, los libros conspiran hacinados en containers , esperando perennes, ese final inevitable.
L.O.H.ES.PO.